Lorenzo de Cepeda y Juana. La ayuda económica y humana para fundar San José.

 

 

Convento de San José de Ávila. Esta fue la primera fundación de Santa Teresa de Jesús. Imagen tomada del Portal de Turismo de la Junta de Castilla y León.

 

LA HERMANA PEQUEÑA DE SANTA TERESA Y JUAN DE OVALLE.

Deseaba Teresa parecerse a los primeros eremitas del monte Carmelo aunque para ello era necesario fundar, y para fundar, dinero. Y fue aquí, cuando la ayuda de los familiares Cepeda otra vez más resultó decisiva. Al respecto, debe destacarse que el matrimonio formado por su hermana Juana y Juan de Ovalle siempre fue generoso en cuanto a recursos y atenciones, como cuando el cuñado de Teresa compró la casa en la que se edificó San José para disimular lo que ella traía entre manos, pues las gentes de Ávila no estaban por la labor. A los principales de Ávila les interesaba perpetuar un sistema socio-religioso que Teresa rechazaba. Además, amenazaba al gobierno exclusivo de la aristocracia local pues representaba la pobreza e independencia religiosas. Por otra parte, la familia de Teresa apenas tenía arraigo en la ciudad —su padre era de Toledo y su madre de Olmedo— y mucho menos durante esta época, con sus hermanos lejos y dispersos. De no ser por su talento y la ayuda decisiva de los Cepeda, la ciudad de Ávila habría conseguido abortar el nacimiento de la reforma teresiana. En fin, por si esto fuera poco, tras los primeros pasos del convento de San José los abulenses intentaron acabar con él. Pero entonces, los apoyos del pequeño “grupo de reforma” y del franciscano Pedro de Alcántara resultaron providenciales. En verdad, nada que ver con la idea que hoy pueda hacerse un turista al llegar a la ciudad de Ávila.

 

LA AYUDA ECONÓMICA DE LORENZO DE CEPEDA

Aunque durante aquella aventura fundacional también entró en escena Lorenzo, el que se convertiría en la nueva columna Cepeda capaz de sustituir a su difunto padre, tanto desde el punto de vista afectivo como desde el económico. Ana María Gutiérrez decía que Teresa le pedía a Dios que le trajese a su hermano Lorenzo de las Indias para que la ayudase “y que le envió cantidad de dinero”. Así, a pesar de la mucha ayuda prestada por su hermana pequeña y su marido, Teresa se encontró sin recursos económicos para sacar adelante la fundación de San José, y entonces, el dinero de Lorenzo resultó clave. En efecto, nada menos que cuatro mercaderes le trajeron más de doscientos ducados enviados por su hermano, que ella misma le agradeció en una carta fechada en Ávila, el 23 de diciembre de 1561: “Y creo que fue movimiento de Dios el que vuestra merced ha tenido para enviarme a mí tantos; porque para una monjuela como yo, que ya tengo por honra, gloria a Dios, andar remendada, bastaban los que habían traído Juan Pedro de Espinosa y Varrona (creo que se llama el otro mercader), para salir de necesidad por algunos años”.

Era Lorenzo de Cepeda rico y espléndido, pero además, Teresa tenía para él las mejores palabras. En verdad, si su padre había sido irremplazable en la primera parte de su vida, su hermano lo fue durante la última. Lorenzo fue un elemento fundamental para que la reforma viera la luz, aunque también contribuyó posteriormente para que esta se consolidara. Buen ejemplo de ello son las palabras empleadas por María de San José, ya que lo calificaba de “segundo fundador de la casa de Sevilla”. Es indudable, el compromiso de Lorenzo con la causa de su hermana fue total y de hecho, tras fallecer el 26 de junio de 1580, el monasterio de San José resultó beneficiario de varias donaciones, fundándose también una capilla y una capellanía. Precisa el autor Tomás Sobrino: “en virtud de las mismas disposiciones testamentarias, con el correr de los años vendrían todos los bienes al monasterio: hasta en esto quedaron unidos don Lorenzo y la madre Teresa”.

 

LOS CEPEDA. JUNTO A TERESA EN LOS MOMENTOS IMPORTANTES

Es evidente, la familia Cepeda estuvo al lado de Teresa en los momentos más importantes de su vida. Así sucedió cuando Teresa salió enferma de Nuestra Señora de Gracia, o cuando don Alonso pagó la celda de la Encarnación para que Teresa pudiera ser religiosa, o cuando se resistieron a que fuera enterrada tras ser deshauciada por los médicos, etc. Y en fin, como no podía ser de otra manera, los Cepeda también estuvieron junto a Teresa durante la fundación del monasterio de San José: aunque con ello tuvieran que hacer frente a toda la ciudad de Ávila.

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